24.1.12

Lucas

Las primeras horas de Lucas transcurrieron bajo una errata, tal vez la única posible a esas alturas de su vida. Y no pasó nada. Quiero decir que fueron sin duda sus primeras horas, pese a que el cartel que dejó en la cabecera de su cuna alguien que pasó por allí sin identificarse aseguraba que había nacido el 11 de enero de 2011. Exactamente un año antes, lo que significaba, entre otras cosas, que Lucas no debería estar allí.

Pero lo que en realidad pasa es que produce cierta fascinación ponerse estupendo con las erratas, como si significaran algo aparte de que generalmente somos idiotas. Como si, pese a los manoteos de Lucas en la cuna, hiciera falta explicar que la diferencia entre el cartel y la realidad no es un año, sino unos milímetros de tinta azul. Pero existe toda una industria en torno a esos trazos agigantados.

En la tercera planta del registro civil de la calle Pradillo, tienen una sección de "Errores". La corrección de algunos exige sentencia judicial. De ahí la insistencia del funcionario calígrafo en que el ciudadano compruebe lo que acaba de escribir. Por lo que pueda pasar (al ciudadano) una vez abandone la sala. Los errores suceden en menos de un segundo, y a veces se emplea una vida en acomodarlos.

Pese al cartel, Lucas abandonó aquella cuna con bastante paz. Con la perfecta cara de haber nacido el 11 de enero de 2012. Airoso después de su primer encontronazo con lo kafkiano.

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